Sobre Chontaduro

Crecí en Cali corriendo descalza por el pasto, metiéndome en la piscina casi todos los días, con el río cerca. Bajé grosellas en pata gallina y mango con palo. Al frente de mi cuarto tenía un árbol hermoso, sabio y enorme en el que vivían ardillas, pájaros e iguanas. También atrapé luciérnagas en tarritos de vidrio y perseguí ardillas. Salía a caminar al lado de mi casa y los guatines, los patos y las lagartijas caminaban a mi lado.

Crecí libre, explorando. Constantemente asombrada por la naturaleza y todo lo que me daba y me enseñaba. Tuve la oportunidad de poder descubrir el mundo, con cierta independencia, guiada por mi propia curiosidad. Hoy, mi hijo y lxs niñxs que crecen en la ciudad no tienen tanto acceso a este mundo natural, pero sigo creyendo en la capacidad de la naturaleza de enseñar la esencia de la vida, y en la importancia de tener espacios para niñxs que permitan la exploración, la curiosidad y los descubrimientos propios.

Por eso, creo que el alimento, que está en nuestra vida cotidiana, permite esa conexión con la naturaleza y nos ofrece un mundo infinito de posibilidades de exploración. Así nació Chontaduro Maduro, inspirada en mi infancia en Cali, en los arrullos del pacífico y en mi pasión por la comida. Quise integrar mi conocimiento sobre el alimento y la pedagogía para niñxs y crear un espacio de experiencias en donde aprender sea un proceso divertido, único y propio para cada niñx y que tenga el potencial de transformarlos.